viernes, febrero 29, 2008

Un día cualquiera…

Hola de nuevo, seguidores de mi blog… Hoy es uno de esos días en los que se nota una tensión extraña aquí dentro. Se nota que ha pasado algo, o que va a pasar. Normalmente, cuando se respira esa sensación, es porque nada bueno sucederá. En esos momentos, suelo pensar que me gustaría estar en otro lugar, porque aunque la cosa no vaya conmigo, puede ser que afecte a alguien cercano a mí. Entonces, quieras o no, ya tengo un problema. Esas situaciones se sabe cómo empiezan, pero no cómo acaban. Seguramente, terminas con más problemas de los que ya tenías.

La gente te dice que no te metas en líos, que aquí dentro, uno entra solo y sale solo. Hasta cierto punto eso es cierto, pero con el paso del tiempo, personas que al principio tal vez no eran tus amigos, lo acaban siendo. Ellos están en la misma situación que tú y cuando te hace falta algo o tienes algún problema, son ellos los que están ahí. Así es que, cuando les pasa a ellos, ¿qué vas a hacer tú? Pues habrá que dar la cara, ¿no? ¡Igual que estamos para las buenas, habrá que estar para las malas! Realmente, tal vez no quieras, pero…

No es que yo sea un santo, pero tampoco quiero líos. La verdad es que tengo miedo a mi reacción, porque en esos momentos no pienso. Lo que se podría quedar en una simple discusión, puede terminar en una gran reyerta y las consecuencias pueden ser unos para la fase de aislamiento y otros de conducción a otras cárceles. Hace tiempo, me tuve que ver en esa situación un par de veces y, sinceramente, no me gustaría volver a estar en ese punto. Por eso, siempre intento controlarme. Para lograrlo, pienso en la gente que quiero. Me refiero a la familia, pero aquí dentro también hay gente a la que he llegado a querer. La verdad que no sé muy bien cómo, pero poco a poco, sin darme cuenta, han ido cambiando mi manera de ser. Me han hecho pensar antes de actuar y, aunque no siempre lo logro, al menos lo intento.

¿Queréis qué os diga una cosa? Todo esto que os explico es porqué, el otro día, estaba viendo una serie de televisión (no importa demasiado su nombre), que me hizo pensar en unas cuántas cosas. La cuestión, es que el chico protagonista le dijo a la chica de la que está enamorado, que ella le hacía ser mejor persona. En el momento que lo dijo, pensé que tenía razón. Él intenta ser mejor persona por ella. Pero bueno, tampoco le di mucha importancia.

Al día siguiente, una chica que trabaja aquí, me dijo que viendo la serie, justo cuando el protagonista dijo esa frase, se acordó de mí. Debió ser porque yo tengo la suerte, aquí dentro, de tener a alguien que me hace ser mejor persona. En el momento en que ella me lo dijo, fue cuando verdaderamente le di importancia a la frase. Pensé que gracias a la persona de la que os hablaba antes, me evito muchos problemas. Además, hace que la estancia en el centro, se me haga mucho más agradable. ¡No sé!, es algo que antes no sentía y ahora sí. Intento ser mejor para que esa persona se sienta orgullosa de mí. Tal vez sea porque se preocupa por mí. Sólo con verme, sabe si estoy mal o me ha pasado algo. Siempre me pregunta: ¿cómo estás? ¿qué haces? ¿todo bien? No sé, cosas que hacen que uno se sienta querido. Ya veis, una pregunta tan simple como ¿qué tal estás? Realmente, depende de quién venga, te hace sentir tan bien… Supongo que será porque aquí dentro, los días son tan iguales…, no ves el mundo exterior y a veces te apetece que alguien te pregunte cómo te sientes. Se supone que aquí, se rehabilita a las personas. Entonces yo me pregunto, por qué un día cualquiera, no viene nadie y te pregunta qué tal estás de ánimos. No sé, con ver un mínimo signo de interés, bastaría.

Aquí dentro, puedes tener mucha ansiedad. Hay días que se hacen eternos y noches enteras en las que no puedes dormir. Te invaden los recuerdos y la nostalgia se hace insoportable. Demasiados días de bajón en los que nadie, de los muchos profesionales que trabajan aquí, se molesta en preguntarte si te pasa algo. Únicamente, se preocupan de decirte lo que tienes que hacer y echarte bronca por si empiezas a flojear en las actividades. Nunca se paran a pensar que puede ser que a uno le pase algo, porque lleva mucho tiempo sin salir. No sé, supongo que es lo que toca, que le vamos a hacer…

Yo tengo a alguien que me apoya y me levanta el ánimo. No hace falta que haga muy bien mi trabajo (aunque según ella, muchas veces lo hago), porque esa persona, siempre está ahí. Y como no, también os tengo a vosotros, que me hacéis estar muy contento, ya que con vuestros comentarios me ayudáis bastante.

Considero que soy una persona afortunada, ya que si todos los internos tuvieran a alguien que se preocupara por ellos, las cosas les irían mejor. No pasarían por malos tragos ellos solos y se evitarían problemas. Seguro que más gente saldría rehabilitada.

Hoy, es uno de esos días, en los que alguien debería preguntarle a determinados internos qué les pasa. Pero bueno, eso no pasará. Seguramente, todo acabe empeorando para ellos. Lo único que espero, es que si acaba mal, al menos les sirva para aprender algo. Siempre que me pasa algo, luego reflexiono y pienso qué si hubiera actuado de una manera distinta, las cosas hubieran salido mejor. Cuando te pones a analizar lo qué ha pasado, vas aprendiendo y lo que tienes que intentar es ponerlo en práctica, porque si la siguiente vez que te ocurre algo, actúas a lo loco y sin pensar, no habrá valido de nada el hecho de reflexionar.

Pensar que si esa persona me ha ayudado mucho a cambiar, es porque yo he puesto de mi parte. Quiero decir que aunque alguien se preocupe por ti, no es suficiente, ya que tiene que ser uno mismo el que quiera cambiar.

Realmente, todo esto es muy complicado. Espero que cada uno sepa cómo debe de actuar en cada momento. Espero que os guste mi artículo y que tengáis a alguien con quien contar en los malos momentos.

martes, febrero 05, 2008

Estamos solos o solamente aislados


Hola, ¿hay alguien ahí, o estoy solo? No, seguro que seguís al otro lado del monitor. Espero que sigáis así siempre. Os digo esto, porque hoy os voy a hablar de la soledad que siento al estar encerrado.

Sé, que cada uno, ve la soledad de una manera distinta, pero aquí dentro casi todos la sentimos del mismo modo. Echamos de menos las mismas cosas: la familia, la libertad, los amigos,… En muchos momentos te encuentras solo y si no es así, intentas buscar esa soledad que, aquí dentro, hace falta de vez en cuando. No sueles tener intimidad, porque nunca estás solo, pero al mismo tiempo, siempre lo estás.

Yo suelo encontrarme solo muchas veces, pero además, en ocasiones, busco estarlo… Sobre todo cuando escribo y escucho mi música.

Cuando estoy escribiendo, sobre todo si hablo de sentimientos, me pongo la música para poder concentrarme. Cuando estoy con gente, se me hace imposible escribir. Cuando escucho la música pienso con más tranquilidad y puedo desconectar de todos los ruidos de aquí… que si el ruido de las llaves de las celdas, que si el timbre, que si las broncas y los chillidos… Es una sensación que te acaba saturando. Para colmo, llegas a la celda y tienes a tus cuatro compañeros echando una partida al parchís y chillando como locos… así es que acabas cogiendo los cascos y poniéndote la música. En ese momento es cuando consigues liberar tu mente.

Empiezas a pensar y te imaginas cómo será todo cuando salgas. ¿Cómo habrán cambiado mis amigos? ¿Seguirá todo igual que cómo cuando lo dejé? Sabes que eso es imposible, pero cuando te da por pensar…

Me imagino mucho de fiesta (algo que me encanta), aunque depende de lo que esté escuchando, porque si escucho música de la fiesta, es normal que me entren ganas de salir. Si lo que escucho es rollo amor, pues me da por pensar en la familia o en las chicas (que suele ser muy a menudo).

Lo que pasa es que aunque sea muy bonito pensar en lo de afuera, muchas veces esos pensamientos te hacen sentir más solo. Te das cuenta de que cada día lo ves más cerca, pero no lo puedes tocar. Entonces, intentas dejar de pensar, pero no puedes, porque en realidad quieres seguir pensando en tu vida en la calle. Lo que realmente me molesta de estas situaciones es que encima, no puedes desconectar de ninguna manera, ya que aquí no me puedo bajar al bar con los amigos para no pensar.

La verdad es que aquí cuando desconectas, te das cuenta que para lo que hay fuera de tu mente, mejor estar solo en tus pensamientos. Pero cuidado con eso, puede resultar muy peligroso. ¡Que sepas que puedes acabar loco! Dicen, que las 3 necesidades básicas del ser humano para sobrevivir, son la nutrición, la reproducción y la comunicación. Por lo tanto, ¡hay que relacionarse con los demás! Parece una tontería, pero si alguien de nosotros nunca se comunicara, no aguantaría ni un mes cuerdo.

No todo el mundo es capaz de soportar esto… A veces, veo a personas, que en la calle eran muy vivas, y al entrar aquí se vuelven muy reservadas… por no decir, que acaban medio locas. Algunas de ellas, acaban en la unidad de enfermería y siempre quieren estar en soledad…

Espero que nunca me pase algo así, porque aunque la gente que me conoce, pueda pensar que eso a mí no me pasa, sólo hace falta tener unos cuantos problemas, y no poder hacer nada para solucionarlos. Eso hace que te desesperes por salir, y la desesperación provoca ansiedad… y ese es el principio de tus comidas de cabeza. Y eso no es todo, porque piensa, que puede ir a peor.

La gente que intenta ayudarte, suele decirte: tómatelo con calma, tranquilo, ya queda menos,… pero me gustaría que por unos segundos sintieran lo que es estar encerrado en un lugar, sintiendo lo que sentimos y no poder hacer nada. ¡Cuando uno vive el problema, que difícil es la solución y que fácil resulta dar consejos para el que lo vive desde fuera! En realidad, ¿qué te van a decir?... si las personas no se imaginan lo que es pasar por esto.

Pero sea como sea, hay que intentar relacionarse con los demás y no guardarse los problemas para uno mismo. Hay que tratar de compartirlos con alguien de confianza. Eso libera mucha tensión y te hace sentir mejor. Espero que nunca os sintáis solos y que os guste mi nuevo artículo.

Hasta la próxima

DUE